Un grupo escolar asiste al estreno de un ballet

El público escuchó piezas para piano de Robert Schumann y presenció fantásticos espectáculos de ballet y danza acrobática.

El ballet no tiene por qué ser aburrido. Los participantes en la GTA pudieron comprobarlo por sí mismos durante la visita de "¡Schumann!". Los elementos en escena eran tan variados y conmovedores como la música de Schumann -por cierto, Schumann nació en Zwickau en 1810-. Hubo paradas de manos, saltos retorcidos por todo el escenario, impresionantes solos y bailes en pareja, así como bailes de conjunto. Por supuesto, también hubo elementos de ballet clásico, pero no faltaron momentos humorísticos con sabor a payaso. El auditorio se llenó de asombro cuando los bailarines cayeron de repente por el borde del escenario al foso abierto de la orquesta, para reaparecer poco después riendo y presentando nuevas coreografías. En la segunda parte, el conjunto de 16 bailarines también creó imágenes maravillosas. De un momento a otro, los intérpretes se convirtieron en una flor sobredimensionada que se abría y volvía a cerrarse al son del piano. Un gran bravo también para el pianista, que tocó en directo al piano las "Davisbündlertänze", el "Carnaval" y los "Papillions" de Robert Schumann en las dos partes de la velada. Esa noche todo salió a pedir de boca.

Al final, la ovación fue en pie, ¡y con razón! Los bailarines, al igual que el pianista, lo habían dado todo en poco menos de dos horas y su arte había alcanzado un nivel muy alto.